¿QUE ES? EL BIEN Y EL MAL
El
utilitarismo es la teoría ética que afirma que la corrección moral de una
acción se justifica y fundamenta sólo en su mayor utilidad, es decir en la
mayor cantidad de bien que produce. Queda entendido que la utilidad de un acto
es su capacidad de producir bien. Un acto, por tanto, se juzga moralmente sólo
por su resultado y consecuencias teniendo en cuenta la cantidad total de bien
producido. El bien producido por una acción es el balance de todas sus buenas y
malas consecuencias, a corto y largo plazo, sobre todos los afectados. Por
consiguiente, una acción es correcta moralmente porque produce más bien (o
evita más mal) al mayor número de personas que cualquier otra acción
alternativa. Los utilitaristas clásicos son Jeremy Bentham (1748-1873) y Henry
Sidgwick(1838-1900.
Según el utilitarismo, una acción es moralmente
correcta u obligatoria si y sólo si produce mayor cantidad de felicidad que
cualquier otra acción alternativa posible. Así, es moralmente correcto u
obligatorio cumplir las promesas, no humillar a las personas o no infligir
sufrimiento a inocentes, porque estas acciones producen mayor cantidad de
felicidad que las respectivas alternativas de incumplir las promesas, humillar
o infligir sufrimiento. En general, se supone que actuar de acuerdo con las
normas generalmente aceptadas maximiza la felicidad.
¿Qué sucede, sin embargo, si el
cumplimiento de una promesa claramente no maximiza la felicidad, sino que, al
contrario, la felicidad se maximiza con su incumplimiento? En este punto, el
utilitarismo no es unánime. Según el utilitarismo del acto, aunque en general
las normas morales socialmente aceptadas maximizan la felicidad, si en algún
caso no es así, quizás, habrá que transgredirlas, porque el fundamento de la
corrección moral es la mayor cantidad de bien que es consecuencia de cada
acción concreta. En cambio, para el utilitarismo de la regla, aunque en algún
caso concreto el cumplimiento.
VERSIONES DEL UTILITARISMO
Como vemos hay varias versiones del utilitarismo pero podemos decir que hay unos elementos comunes.
En primer lugar, el utilitarismo da
prioridad al bien y lo identifica con el placer (y la ausencia de
dolor), con la felicidad o con la satisfacción de las preferencias y
deseos. En algunas versiones del utilitarismo, el bien se identifica con
más de una cosa, como, por ejemplo, la felicidad y la igualdad.
En segundo lugar, el utilitarismo es
universalista, ya que da prioridad no solo al bien, sino al bien
universal. No distingue entre el bien de unos y el de otros, sino que el
bien- supuestamente, la felicidad- de cada persona cuenta por igual;
adopta, por tanto, un punto de vista imparcial al no considerar, por
ejemplo, que la felicidad del agente sea más importante.
En tercer lugar, el utilitarismo es
maximizador, ya que da prioridad no solo al bien universal, sino a la
maximización del bien. Dado que la felicidad de cada persona es igual de
importante, los estados de las cosas buenos son los que maximizan la
felicidad: la máxima felicidad para el mayor número.
En cuarto lugar, el utilitarismo es
consecuencialista, ya que da prioridad no solo a la maximización del
bien que es consecuencia de las acciones buenas. Tanto es así, que
considera que la corrección moral de cualquier acción depende únicamente
de la cantidad de felicidad total por ella producida.
¿SERVIRÁ ESTO PARA ALGO? Pues averigualo:
Veamos ahora los pros y contras del utilitarismo. La primera fuerza y
verosimilitud del utilitarismo se basa en dos puntos. En primer lugar,
parece convincente que la corrección moral de un acto dependa de sus
beneficios sobre las personas, sobre todas las personas afectadas y no
solo sobre su agente. Es razonable que robar está mal por los perjuicios
que causa a todo los implicados. En segundo lugar el utilitarismo
ofrece un solo criterio, claro y sencillo, para justificar nuestras
creencias y decisiones morales. Ante cualquiera de nuestras creencias
morales o antes de tomar una decisión sólo hay que hacerse una pregunta,
"¿qué cantidad global de bienestar aporta?", calcular y comparar con
las alternativas.
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